miércoles, 24 de febrero de 2016

Secretarias audiovisuales, el nuevo rol del director de arte


Hace días, un amigo director de arte que vive en Buenos Aires me comentó que había renunciado a su trabajo en una de las mejores agencias de publicidad del país. Sorprendido le pregunté sus razones.
Como un tango me “cantó” sus motivos: Sueldos congelados, falta de respeto, horas laborales interminables, pocas oportunidades de crecimiento y la lista sigue… (realidad que hoy viven muchos directores de arte).
En una industria que cada vez mira más los números que las ideas o el talento, esta mano de obra calificada y experimentada está saliendo por la puerta de atrás. Los llamados “directores de arte” o “creativos gráficos”, “diseñadores gráficos” o como quieran llamarlos, son vistos como empleados de segunda mano (duela a quien le duela, es una realidad.) Son los últimos en la cadena de decisiones y en la reuniones de tráfico tan solo se les avisa la cantidad absurda de trabajo que tienen para diseñar o proponer en tiempos irrisorios, ya que se han comprometido los de cuentas internamente o con el cliente a entregar o presentar esos “artes” en la fechas que amablemente y “dictatorialmente” han sido imputadas.
Es ilógico pensar que un buen logo se diseña en dos horas, que un libro se diagrama en una tarde, que una idea se ilustra en un día. Todo con el nivel para ir al festival de Cannes.
La falta de respeto hacia estos profesionales los ha puesto en lo que yo llamo secretarias audiovisuales. Razón por la cual sus salarios no se comparan y son menores a los de otros colegas de la industria. Se da por hecho que el aporte de todos los departamentos es crucial e incuestionable. Todos, menos el del departamento de arte o craft. Espacio y lugar donde todos opinan, cuestionan y ordenan.
Por otro lado, la búsqueda de trabajo tampoco ayuda. Las vacantes laborales piden que el candidato sea un “ninja” en la suite de Adobe. Es decir que: diseñe, diagrame, programe, anime, retoque, etc… Bajo el nombre de: “Director de Arte”, con dos años de experiencia y el salario de un practicante.
Ser Director de arte es asumir un cargo de responsabilidad mayúscula y significa poner el pecho por uno o varios equipos de diseñadores gráficos. Se estima internacionalmente que debe tener mínimo diez años de experiencia y un título profesional relacionado. Por lo tanto, creo que el problema aquí es de semiótica. La oferta debe pedir un diseñador gráfico JUNIOR y no un Director de Arte.
Curioso es que las mismas ofertas para otros cargos no son tan precisos. Por ejemplo:


Prestigiosa agencia busca redactor junior. Con ganas de aprender y buena onda. Que pueda trabajar bajo presión y que no le importe trasnochar. Que haya escrito mínimo un libro, que escriba poesía, cuentos, obras de teatro, narrativa. Si sabe otro idioma es un plus. Con dos años de experiencia y que quiera “romperla”. Que le guste la literatura y haya leído toda la obra de Tolstoy…
Meditando sobre este asunto he llegado a la conclusion que gran parte de la culpa la tienen los mismos “directores de arte”. La gran mayoría ha callado sus voces para evitar mayores confrontaciones con los otros departamentos. Es más fácil hacer lo que piden que sentar una posición. Y los pocos que lo hacen son tachados de inmaduros, revolucionarios o que no tienen buena aptitud para trabajar. Me pregunto: ¿Con que “aptitud” se ha de volver a rehacer un trabajo (y más sabiendo que posiblemente estará terminando pasada la media noche mientras ya todos se han marchado a sus casas) sobretodo si el argumento para volver a hacerlo se sostiene con frases de cajón como: "Es que no me gusta, le falta onda, yo lo hubiera hecho así o asá, o pintemos otro camino".
En una industria en crisis el talento está saliendo por la puerta de atrás (redactores, diseñadores, etc). Si pensamos contablemente un profesional senior es más costoso, más puede solucionar en menos tiempo, sin tantos ajustes y sin patinar el trabajo asignado.
¿Al final que es más eficiente y rentable? Apocalíptico es el comentario que alguna vez le escuché a una ejecutiva: "Ya no se va a contratar más directores de arte, ahora buscamos practicantes que “pinten” Ya que lo que importa es la estrategia. (Las cuales en muchas ocasiones no se basan en estudios serios sino en opiniones y conjeturas).
Por más buena que sea la estrategia, si el soldado es un recluta, la guerra está perdida.
Óscar Correa, director de arte

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