sábado, 3 de marzo de 2012

"El creativo tiene que llenarse de colores la cabeza", Andrés Carne de Res

Mientras se camina con el creador del famoso restaurante Andrés Carne de Res durante diez minutos, pasan muchas cosas para que todo ande perfecto. Da claras instrucciones a varios de sus empleados, a uno lo regaña, a otro lo felicita, llama a otro porque encontró una mesa desordenada. Saluda a diferentes personalidades que en ese momento allí almuerzan. Piensa cómo conseguirle estudio a la empleada que lava los baños, tiene dos hijos y aprovecha que él pasa por ahí porque sabe que la puede ayudar. Revisa atento la dramatización de los músicos, magos, duques, princesas y bailarinas.  Muestra orgulloso cómo va quedando esa obra de arte que tiene días de trabajo y con la cual pretende sorprender creativamente a una personalidad de Chía. De repente se le viene una idea a la cabeza y enseguida la anota en su libreta que nunca abandona. Anima a los niños a que canten más rápido. Nuevamente se le viene otra idea a la cabeza. Y sí, todo eso pasa en tan solo diez minutos un sábado en la tarde en el restaurante de este creativo. 

Alguien alerta en voz baja cuando lo ve: “…pilas, ahí viene Andrés”. De ahí, que seguirle el ritmo sea tan difícil y ponerse al nivel de su perfección cueste trabajo, tanto, que al final se le termine tildando de ser un malgeniado.

Y aunque casi nadie lo sabe, en el restaurante Andrés D.C. en Bogotá se cocinó un importante encuentro, destacados comensales norteamericanos, quienes en parte tenían la misión de aprobar el TLC con Colombia, almorzaron gustosamente y al final recibieron con sorpresa al presidente Santos que se presentó en su mesa, para reforzarle a estos ejecutivos, apoyado por la magia típica de este lugar, la imagen positiva del país. Días después fue aprobado el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos.

Conozcamos a este creativo que sabe hacernos quedar como príncipes cuando un visitante extranjero viene a Colombia.

Parte 1: La historia. Observar y anotar. Un destino turístico. 2000 empleados. Los socios. Llenarse de colores la cabeza.





Parte 2: No hay que encerrarse. Realismo mágico. Volver a ser niño. ¡Los publicistas no leen! Un genio de mal genio. Lo vintage. ¡A mi no me jodan!




Parte 3: Andrés D.C. El miedo. La familia. Inspiración urbana. La chiva. Fama de marihuanero. 30 años.



Vea la nota escrita en la revista P&M.com 

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